Euskadi
Tal vez sea muy radical comenzar este blog con un tema como Euskadi, pero parece que eso bello lugar es una fuente de problemas en política nacional, y más hoy día, no así el encarecimiento de la vida, el problema de la vivienda, la violencia de género o las muertes en carretera... Y parece ser que todos tenemos que opinar lo mismo.
Caminaba yo con mi madre y mi tía una cálida medianoche del mes de mayo de hace unos años por la calle de Goya de Madrid camino a casa. El paseo era muy agradable y necesario, después de un tapeo por los alrededores de Sol. Avanzábamos tranquilamente, sin prisa, hasta que, nada más cruzar Velázquez, justo en la esquina, estalló un coche bomba de ETA a nuestras espaldas. Imposible no mirar atrás por un instante y correr. Correr hasta verse bien lejos. Luego gritar, llorar, de rabia y de impotencia.
Un semáforo que se hubiera cerrado, detenerse a mirar un escaparate o simplemente a charlar nos podría haber costado la vida, pues pasamos a un metro de distancia del coche, y cuando estalló no estaríamos a más de cincuenta. Y mi opinión es una más, ni más ni menos... aunque pudiera estar muerto.
El derecho a la autodeterminación de los pueblos es un derecho antiguo, tanto como la Revolución Francesa. Ante todo soy un demócrata. ¿Nunca te han preguntado que, si de tí dependiera, si le darías la independencia a Euskadi, por ejemplo? Mi modesta y sincera opinión es que sí. No me gustan los nacionalismos, ni centrífugos ni centrípetos. No están las naciones, cualesquiera que sean, por encima de los derechos de las personas, y menos por encima de sus vidas. La vida de una sola de ellas vale más que muchas cosas. Ni España ni Euskadi están por encima de los españoles o los vascos. No me preocupa más la onírica hipótesis de la negociación de Navarra inventada por Rajoy que el precio de la vivienda en España.
No hace mucho tiempo residí durante seis meses en un condado de la Inglaterra profunda. Una noche de fin de semana quedé con mis amigos españoles para salir. Éramos dos gallegos, un canario, un manchego y yo. A nosotros se nos añadieron tres más... tres vascos independentistas no partidarios de la violencia. Estuve charlando con uno de ellos sobre el tema y le expresé mis ideas. "¿No queréis ser españoles? Yo por mí os daría la independencia, ahora bien, se os quiere tanto a los vascos en toda España que no querría ver yo una Euskadi independiente". Un razonamiento tan simple le dejó sin palabras, sólo con una sonrisa en la boca.
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jose -