Nunca máis eucaliptos

Alguien dijo alguna vez que Galicia es una tierra que intenta suicidarse y no lo consigue. Quien lo dijo lo dijo con razón y a propósito de las desgracias que asolaron aquella zona: primero la catástrofe del Prestige; segundo la oleada de incendios que la asoló el verano pasado. Creedme, quien no haya estado en Galicia recientemente. Esa tierra en la que tanto llueve tiene a veces el paisaje destrozado. Y después de los incendios vinieron las inundaciones, inmensas riadas negras que arrastraron todo lo que el fuego devastó, descarnando una tierra que, efectivamente, no es capaz de suicidarse.
Y tanto tiempo después uno puede observar como, a pesar de que por aquel entonces Rajoy sobrevolara la costa certificando que los hilillos de plastelina no habían sido nada, todavía hay rocas de difícil acceso que permanecen con una mano negra de chapapote. Pero la idea que me trae a esta reflexión es la de la política forestal que se lleva a cabo, o mejor dicho, que no se lleva a cabo. Después de tanto incendio, esa Galicia verde que yo conocí cuando niño, plagada de carballos, castaños, nogales, alisos y pinos, se ha convertido en un enorme eucaliptal a menudo ardido y resurgido de sus cenizas. Mucha gente sabe que ese árbol es dañino para la capa terrestre que alberga nuestros bosques.
Se trata de una mala hierba que se ha extendido de manera salvaje durante los últimos años sin ningún control, y que ahí donde hay un bosque de eucaliptos, difícilmente crecerán otras especies. Son los desiertos verdes. Para terminar, bien está que existan explotaciones madereras basadas en esta especie, pero igual que muchas empresas están obligadas a no verter polución al medio ambiente, debe existir un control por parte de las autoridades para que éste árbol tan bello no acabe con nuestra flora autóctona.
2 comentarios
el socialista -
Alberto Ginel Saúl -
Un saludo amigo, y por cierto, la imagen es buenísima, estuve un buen rato riéndome XD.
Un afectuoso saludo y gracias por felicitarme ayer :) ¡que grata sorpresa!